La mañana de este lunes partió con una lamentable noticia para quienes realmente aman Colo-Colo, la salida de Edmundo Valladares de la presidencia por falta de apoyo de los bloques empresariales de Aníbal Mosa y Leonidas Vial, quienes llegaron a acuerdo para sacar al club de sus socios de la testera de la concesionaria.
La noticia, que venía rumoreándose desde que Aníbal Mosa aceleró las elecciones haciendo renunciar a uno de sus directores, se confirmó esta mañana al inicio de la junta ordinaria de accionistas de Blanco y Negro SA.
La salida de Edmundo Valladares y Edison Marchant significa el cierre de un ciclo donde las socias y socios del club social, en voz de sus representantes, fueron gobierno dentro de la concesionaria, devolviendo, dentro de los márgenes posibles, el devolver el club al pueblo y a su esencia.
Previo al gobierno de los socios, la administración cargada de egos e interés figurativo llevó a Colo-Colo a su peor debacle deportiva, al borde del descenso, con imágenes bochornosas como enviar a jugadores al seguro de cesantía y deudas enormes e insanas.
Ante esto, la administración de Valladares y Marchant significaron un profundo cambio en el trabajo, dando tranquilidad y continuidad al camarín del plantel profesional, reajustando el plantel femenino en conjunto a su cuerpo técnico para devolver la competitividad que Colo-Colo caracterizó por años, dándole también tiraje a la cantera con un trabajo serio y ordenado.
Pero no solo eso, el trabajo de ambos significó también trabajo en reconocimiento en personalidades que han marcado época en Colo-Colo, respeto al hincha y devolver la esencia histórica del Cacique, por años robada.
El trabajo de Valladares y Marchant dejó una cuestión más que clara: Colo-Colo no puede estar mejor que en las manos de sus socios y socias.